Cooperación Internacional
La ONU señala en su Carta como uno de sus propósitos “(…) Realizar la Cooperación Internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.” [1]
Esta comprensión sobre la Cooperación Internacional nos servirá como un útil abordaje. Nos encontramos en un mundo marcadamente desigual, en que pocos países tienen más de lo que tienen la mayoría. Seguramente se han cansado de escuchar esta frase pero es necesario incorporar su dimensión de realidad a nuestro día a día, sin que por ello signifique que constituya una carga autolascerante. Simplemente, tener conciencia de ello. Para graficar, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reúne a aquellos países cuyo PBI e infraestructura civil permite categorizarlos como “países desarrollados”, según determinados criterios establecidos. Esta organización está compuesta por sólo 38 países de los 194 oficialmente reconocidos por la ONU que componen la red global. En porcentaje esto es un 19,6% del total, lo que quiere decir que el 80,4% restante es un país no desarrollado (o subdesarrollado, en desarrollo, emergente, etc. [2]). La observación crítica al respecto de este binomio desarrollo/no desarrollo es que aquellos países desarrollados lo son debido a la relación que establecieron con los “no desarrollados” durante determinados períodos históricos. ¿Qué quiere decir esto? Que las economías de los países que establecieron cómo comprender la realidad de la vinculación internacional son fuertes debido a que pudieron aprovechar los recursos naturales y mano de obra barata de otros países mediante la superioridad tecnológica u organizativa en momentos históricos determinados.
La manera en que se construyó el mundo está sustentada en la falsa noción de que el progreso y desarrollo válido es aquel que tomaron los países del Atlántico Norte, pudiendo colonizar gran parte del mundo hasta el siglo XX. ¿Y por qué hago toda esta aclaración? Porque la forma en que se comprende la Cooperación Internacional en el Atlántico Norte es análoga a la de millonarios llevando limosnas a los que nada tienen. Es decir, se considera que “la” cooperación internacional está dirigida a “países en desarrollo” y digitada por los “países desarrollados”. Aquí proponemos otra forma de concebir la Cooperación Internacional: es aquella según la cual dos o más actores, sean estatales, políticos o privados, acuerdan dirigir sus esfuerzos para satisfacer necesidades concretas de poblaciones que en el momento actual no cuentan con los recursos disponibles para abordar esas problemáticas. Nada de hablar de desarrollo, en desarrollo o no desarrollo. Hay que expulsar esos conceptos de la manera en que entendemos las relaciones internacionales. En este apartado iremos subiendo elementos relativo a todo lo que nos conduzca, como humanidad, a una cooperación desinteresada por la prosperidad común global.
[1] Carta de las Naciones Unidas, Art. 1.3, fecha de adopción 26 de junio de 1945.
[2] Los académicos y políticos que responden a la narrativa del Atlántico Norte han encontrado muchas maneras de intentar disfrazar la realidad del concepto desarrollo: si hay desarrollo, entonces hay no desarrollo. Y no importan aquí los matices: los conceptos son importantes.